La Comisión Europea ha presentado este miércoles una revisión de las normas.
La novedad es que una vez que se haya autorizado un alimento o pienso en el conjunto de la Unión Europea, los Estados miembros podrán "excluirse voluntariamente" del permiso específico de ese OGM en su cadena alimentaria.
en materia de organismos genéticamente modificados (OGM) que mantiene el sistema de autorización actual, es decir, que deja en manos de Bruselas la decisión final si no hay consenso entre los Estados miembros; pero a cambio ha ofrecido más "flexibilidad" a los gobiernos para "restringir o prohibir" la importación de estos productos a su territorio.
Esta propuesta sigue la línea marcada por la nueva norma sobre cultivos transgénicos que acordó la UE este año y que deja también en manos de los países limitar en su territorio una autorización a escala europea.
En el caso de los alimentos, los Estados miembros que veten el transgénico deberán justificar su decisión y asegurar que se ajusta al Derecho comunitario en materia de mercado interior y a las obligaciones internacionales de la UE en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El Ejecutivo de Jean-Claude Juncker se comprometió antes de su investidura a llevar a cabo esta revisión, con el objetivo de modificar las normas europeas y atender a las preocupaciones de la opinión pública y a las reservas de ciertos Estados miembros hacia este tipo de alimentos.
La propuesta presentada por Bruselas debe ser negociada con el Consejo y con el Parlamento Europeo para ser efectiva, pero ha sido criticada ya por grupos ecologistas como Greenpeace.
"Es una farsa que deja el actual sistema antidemocrático sin tocar", ha dicho la directora de política alimentaria de Greenpeace UE, Franziska Achterberg, que se queja de que la Comisión "seguirá ignorando la oposición mayoritaria" a los cultivos transgénicos y reprocha a Juncker que incumpla su promesa de dar el poder a los Estados miembros de frenar una decisión de Bruselas sobre esta materia.
Mientras, el comisario de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, ha asegurado que los cambios propuestos reflejan que el Ejecutivo comunitario "ha escuchado las preocupaciones" de los ciudadanos y respeta el principio de subsidiaridad, al dar "más peso" a los Estados miembros en el proceso de decisiones.
En la actualidad, los Estados miembros votan a favor o en contra de las propuestas de autorización que presenta Bruselas tras evaluar las solicitudes de los fabricantes, pero si los 28 no logran una mayoría en un sentido o en otro --lo más habitual en estas votaciones--, entonces la decisión final corresponde a Bruselas.
Según Bruselas, el nuevo planteamiento permite guardar el "equilibrio adecuado" entre la necesidad de mantener un sistema común de gestión de riesgos y de autorización de OGM y la libertad de los gobiernos nacionales para decidir sobre el consumo de transgénicos en su territorio. Así se asegura "el mismo nivel de protección" en toda la UE, aseguran fuentes comunitarias.
El maíz MON810 es el único transgénico que se cultiva actualmente en la Unión Europea (en cinco Estados miembros) y ocupa una superficie de 150.000 hectáreas, de las que 137.000 se encuentran en España, según datos de 2013. La renovación de esta autorización está pendiente. En 2010 también se autorizó el cultivo de la patata Amflora, pero este permiso ya no está en vigor.
En cuanto a los transgénicos que se pueden importar y utilizar para piensos y alimentos en la UE, Bruselas informa de que hay 58 autorizados, lo que incluye variedades de maíz, algodón, soja, colza y remolacha azucarera. Otros 58 expedientes están pendientes de decisión.
Fuente: pinche aquí
La novedad es que una vez que se haya autorizado un alimento o pienso en el conjunto de la Unión Europea, los Estados miembros podrán "excluirse voluntariamente" del permiso específico de ese OGM en su cadena alimentaria.
en materia de organismos genéticamente modificados (OGM) que mantiene el sistema de autorización actual, es decir, que deja en manos de Bruselas la decisión final si no hay consenso entre los Estados miembros; pero a cambio ha ofrecido más "flexibilidad" a los gobiernos para "restringir o prohibir" la importación de estos productos a su territorio.
Esta propuesta sigue la línea marcada por la nueva norma sobre cultivos transgénicos que acordó la UE este año y que deja también en manos de los países limitar en su territorio una autorización a escala europea.
En el caso de los alimentos, los Estados miembros que veten el transgénico deberán justificar su decisión y asegurar que se ajusta al Derecho comunitario en materia de mercado interior y a las obligaciones internacionales de la UE en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El Ejecutivo de Jean-Claude Juncker se comprometió antes de su investidura a llevar a cabo esta revisión, con el objetivo de modificar las normas europeas y atender a las preocupaciones de la opinión pública y a las reservas de ciertos Estados miembros hacia este tipo de alimentos.
La propuesta presentada por Bruselas debe ser negociada con el Consejo y con el Parlamento Europeo para ser efectiva, pero ha sido criticada ya por grupos ecologistas como Greenpeace.
"Es una farsa que deja el actual sistema antidemocrático sin tocar", ha dicho la directora de política alimentaria de Greenpeace UE, Franziska Achterberg, que se queja de que la Comisión "seguirá ignorando la oposición mayoritaria" a los cultivos transgénicos y reprocha a Juncker que incumpla su promesa de dar el poder a los Estados miembros de frenar una decisión de Bruselas sobre esta materia.
Mientras, el comisario de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, ha asegurado que los cambios propuestos reflejan que el Ejecutivo comunitario "ha escuchado las preocupaciones" de los ciudadanos y respeta el principio de subsidiaridad, al dar "más peso" a los Estados miembros en el proceso de decisiones.
En la actualidad, los Estados miembros votan a favor o en contra de las propuestas de autorización que presenta Bruselas tras evaluar las solicitudes de los fabricantes, pero si los 28 no logran una mayoría en un sentido o en otro --lo más habitual en estas votaciones--, entonces la decisión final corresponde a Bruselas.
Según Bruselas, el nuevo planteamiento permite guardar el "equilibrio adecuado" entre la necesidad de mantener un sistema común de gestión de riesgos y de autorización de OGM y la libertad de los gobiernos nacionales para decidir sobre el consumo de transgénicos en su territorio. Así se asegura "el mismo nivel de protección" en toda la UE, aseguran fuentes comunitarias.
El maíz MON810 es el único transgénico que se cultiva actualmente en la Unión Europea (en cinco Estados miembros) y ocupa una superficie de 150.000 hectáreas, de las que 137.000 se encuentran en España, según datos de 2013. La renovación de esta autorización está pendiente. En 2010 también se autorizó el cultivo de la patata Amflora, pero este permiso ya no está en vigor.
En cuanto a los transgénicos que se pueden importar y utilizar para piensos y alimentos en la UE, Bruselas informa de que hay 58 autorizados, lo que incluye variedades de maíz, algodón, soja, colza y remolacha azucarera. Otros 58 expedientes están pendientes de decisión.
Fuente: pinche aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario