Con el proyecto genoma humano, los científicos pudieron leer las secuencias de los genes y las regiones situadas entre ellos. Desde entonces, y como si de repente hubieran conseguido un mapa básico de los genes, fue más sencillo investigar la base genética de las enfermedades y la función del ADN humano. Pero en realidad la genética es mucho más complicada que eso. No solo el funcionamiento del organismo y sus propios errores son resultado de la interacción de complejas redes génicas, y casi nunca debidos a la acción de genes aislados e independientes, sino que la regulación del ADN, la epigenética, juega un papel clave.
Tal como se esperaban, los científicos verificaron que los genes menos necesarios de cada célula estaban más inactivados por medio de la etiqueta de la metilación (cuando hay que activarlos, esta etiqueta se retira). Por ejemplo, a través de esta marca, las células del hígado inactivan los genes necesarios para las células de la retina.
Para averiguarlo, recogieron muestras de 18 órganos procedentes de 4 individuos, y analizaron los niveles de metilación de cada genoma. Gracias a esto, y aún sabiendo que cada órgano está formado por diferentes tipos de células, y que las etiquetas epigenéticas van cambiando a medida que una persona envejece o en función de las circunstancias, hicieron varios descubrimientos que podrían tirar por tierra muchas de las cosas que se daban por sabidas acerca del epigenoma.
Para empezar, descubrieron que una de las etiquetas epigenéticas, la«metilación no G-C», no solo está presente en células madre y en el cerebro, como se pensaba, sino en varios de los órganos recogidos. («Metilación no G-C» significa añadir una molécula de metilo sobre palabras del ADN no formadas por las sílabas G-C. Estas, junto a las letras A y T, son el alfabeto básico con el que se escriben las instrucciones contenidas en los genes). Esto es importante porque por el momento no se conoce la función de esta marca tan concreta, y se sospecha que saberlo podría tener importantes aplicaciones (como entender y dirigir el proceso de diferenciación celular).
Por último, han averiguado que hay órganos cuyo genoma está en general más metilado que el de otros órganos. Así, por ejemplo, el páncreas tiene un grado muy bajo de metilación, mientras que el timo lo tiene muy alto. Y los científicos aún no entienden por qué.
PARA MÁS INFORMACIÓN: http://www.abc.es/ciencia/20150601/abci-mapa-epigenoma-nature-201506011604.html
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