jueves, 4 de diciembre de 2014

NUEVOS DESCUBRIMIENTOS SOBRE LA EVOLUCIÓN HUMANA



El hallazgo de tres nuevos fósiles adornan  los estudios sobre la cadena evolutiva del ser humano. En poco menos de dos meses en los que se han producido estos descubrimientos se une otra serie de noticias sobre la evolución humana que se han producido de este año, bicentenario del nacimiento del naturalista inglés Charles Darwin. Ciento cincuenta años después de la publicación de su teoría de la evolución, que bajó al ser humano del pedestal y lo colocó en su justo lugar entre los demás primates, los científicos siguen perfilando los detalles de la historia familiar de la humanidad.

El 18 de mayo se presentó Darwinius masillae, el primate fósil más completo y mejor conservado obtenido hasta la fecha. Sus descubridores bautizaron al ejemplar como "el descubrimiento científico más importante de los últimos tiempos" ya que afirmaban que este fósil de 47 millones de años de antigüedad se trataría del "eslabón perdido entre todos los primates y el resto de los mamíferos".



Un mes más tarde, se publicó el descubrimiento de Ganlea megacanina, un primate de hace 38 millones de años encontrado en Myanmar, candidato a antecesor común a todos los simios, incluido el hombre. Este sí que es muy importante porque tradicionalmente se ha considerado África como el continente en el que aparecerían los primates antepasados de todos los monos y antropoides modernos. 

El lugar de origen de los simios no es el único que ha sido cuestionado recientemente. En junio de este año, se hizo público el descubrimiento de Lluc, un primate que vivió hace unos 12 millones de años en la península Ibérica que sería una forma intermedia entre los extintos afropitecinos y los actuales grandes simios (orangutanes, gorilas, chimpancés y humanos). Ambos fósiles apuntan al origen euroasiático de los grandes simios, que se pensaba que había tenido lugar en África, desde donde habrían migrado a Asia los antecesores de los orangutanes.

Un reciente estudio concluye que los antepasados humanos no caminaban por el suelo apoyándose en los nudillos, como sí lo hacen chimpancés y gorilas. Los grandes simios más emparentados con el hombre desarrollaron esta adaptación de manera independiente, según afirman los autores del estudio.

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