A más de 500 millones de kilómetros de la Tierra, en un punto entre la órbita de Júpiter y la de Marte;el 12 de noviembre, dos sondas espaciales robóticas estaban listas para intentar una operación arriesgada que nunca se ha intentado hasta ahora en la exploración del espacio: el descenso en la superficie de un cometa.
La nave Rosetta ya soltó el miércoles 12/11, el módulo de descenso Philae que ha viajado sujeto a ella hasta el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko. Comenzó así la caída del Philae, de unas siete horas de duración, hasta el suelo del cometa. De estos dos momentos clave (la separación de la nave y el aterrizaje) se tendrá noticia en la Tierra, en los centros de control de la misión, media hora más tarde ya que las señales, viajando a la velocidad de la luz, tardan 28 minutos y 20 segundos en recorrer la distancia desde el cometa hasta nuestro planeta.
En el primer aterrizaje en el cometa 67P/Churyamov-Gerasimenko, las patas de la sonda espacial Philae penetraron en una capa blanda, seguramente polvo de varios centímetros de grosor hasta que dio con un estrato duro de hielo, según indican los análisis de los datos que envió el robot antes de quedarse sin batería y ponerse en estado de hibernación.
La sonda lleva unos sensores de vibraciones en el extremo de las patas que han proporcionado la información sobre las características del lugar de contacto con el suelo.
las ultimas informaciones hacerca de este suceso: se estan analizando los resultados del experimento de perforación y toma de muestras del suelo, que se activó en el último momento de vida de las baterías de la sonda por miedo a que la desestabilizara.
En el sitio del tercer y definitivo aterrizaje, la sonda tiene gran cantidad de hielo de agua debajo, señala que los investigadores que están estudiando los datos recibidos en los dos días y medio que la Philae funcionó.
Ahora, La Philae reposa en el suelo sobre dos de sus tres patas. Los datos recibidos indican que el perforador descendió hasta 46,9 centímetros desde la parte baja de la sonda y giró para volcar la muestra en una de las cazoletas del dispositivo de análisis. Pero los expertos no saben aún cuánto material vertió.
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