Los investigadores han localizado este insólito escudo protector en los cinturones de radiación de Van Allen, descubiertos en 1958, que ayudaron a comprender que se trataba de dos anillos de más de 40.000 kilómetros, uno exterior y otro interior, situados en la magnetosfera terrestre, llenos de electrones de alta energía y de protones, que se contraían y se dilataban dependiendo de las perturbaciones de energía provenientes del Sol. Tras el descubrimiento de un tercer anillo de radiación ubicado entre los otros dos se descubrió que todos ellos giran en torno a un límite en el borde interior del cinturón exterior, el susodicho escudo invisible, cuya función no es otra sino bloquear unas partículas denominadas "electrones asesinos". Estas partículas circulan a gran velocidad alrededor de nuestro planeta y suponen una grave amenaza para cualquier objeto que se encuentre en órbita.
Debido a la novedad del hallazgo, aún no se sabe cómo puede este escudo bloquear dichas partículas.
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