Unas moléculas de ADN adheridas a un cohete sobrevivieron las altas temperaturas y la radiación y aún eran capaces de transmitir información genética.
Aguantaron las enormes temperaturas del cohete, las heladas temperaturas del espacio, la hipergravedad y las radiaciones y parece que no se inmutaron. Estos datos apoyan a la panspermia, la teoría que afirma que la vida viene del espacio exterior, ya que se ha demostrado que el ADN puede soportar las condiciones del espacio sin dejar de ser útil. Esto también ayuda a la exobiología y a la búsqueda de vida en el espacio.
Los científicos se sorprendieron al ver que el ADN estaba casi intacto, excepto un 1% que había mutado por la radiación.
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