EL GENOMA
MÁS ANTIGUO DE NUESTRA ESPECIE ACLARA EL CRUCE CON LOS NEANDERTALES.
En la
historia de nuestra especie encontramos épocas estudiadas de las que sabemos
casi todo, y otras que, en cambio, estamos en blanco, ya que no se han
encontrado restos que nos permitieran averiguar cómo era la vida en ellas.
Pero gracias
a un hueso encontrado (el fémur de un hombre en Siberia), nos ha permitido
estudiar uno de esos agujeros negros de nuestra historia, de hace unos 45.000
años. Así, investigadores de todo el mundo han conseguido secuenciar el genoma
de aquel individuo, concretando, por ejemplo, la fecha aproximada del cruce con
los neandertales