"A perro flaco todo son pulgas", estará pensando más de uno. El pasado 11 de mayo se produjeron en Lorca, Murcia, varios temblores que acabaron con la vida de nueve personas y provocaron más de 150 heridos y unas 20.000 personas tuvieron que huir de sus casa. Tras meses de análisis los investigadores encargados por el Instituto Geográfico Nacional, pertenecientes a diversas universidades españolas han confirmado que se trata de una zona peligrosa donde "no debe desecharse la posibilidad de otro terremoto de similares características en entorno próximo".
Según el informe la peligrosidad se explica por "la localización de la población en la traza del sistema de fallas activas de Alhama de Murcia, con ocurrencia de terremotos significativos en el pasado". Además, han explicado que "unido al daño observado por terremotos de baja-moderada magnitud, confiere un riesgo sísmico relevante a la población".
Reducir el peligro para las personas
Para reducir la peligrosidad de los seísmos los expertos se muestran rotundos. Como recomendación para el futuro han pedido una "revisión de la normativa" y más específicamente una modelización de las fallas activas con un cálculo de la peligrosidad, el ajuste de "las formas espectrales de la normativa con las deducidas de los registros reales" y la determinación de posibles resonancias en función del tipo de suelo y las estructuras.
Aun así, los expertos, a pesar de haber calificado como alta la peligrosidad en el contexto de la Península Ibérica han explicado que es "moderada" en un contexto mundial.
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