El papel de la
luz ultravioleta en las variaciones del clima terrestre
Se han esclarecido algunos aspectos sobre el vínculo existente entre la
variabilidad solar decadal y el clima invernal en el Reino Unido, el norte de
Europa y algunas regiones de América del Norte.
El estudio, dirigido desde el Servicio Meteorológico Nacional Británico, y en el que han trabajado especialistas del Imperial College de Londres y de la Universidad de Oxford, muestra que la reducción de la luz ultravioleta proveniente del Sol puede contribuir a hacer más fríos los inviernos en bastantes regiones del hemisferio norte. Los duros inviernos británicos de 2009-10 y 2010-11 son un ejemplo de ello.
Los años con mayor radiación ultravioleta tienen el efecto contrario.
En algunos estudios anteriores ya se observó esta conexión entre la variabilidad solar y el clima invernal, pero la nueva investigación a cargo del equipo de Adam Scaife, Sarah Ineson y Joanna Haigh establece que esto no es mera coincidencia.
Los nuevos datos aportados por satélites muestran que la variabilidad de la radiación ultravioleta durante el ciclo solar (de aproximadamente 11 años de duración) puede ser mucho más grande de lo pensado hasta ahora. Estos datos satelitales han resultado cruciales para la investigación.
Introduciendo esta información en el modelo climático del Servicio Meteorológico Nacional Británico, los investigadores han podido reproducir los efectos de la variabilidad solar mostrada por los registros climáticos.
En años de baja actividad ultravioleta, se forman masas de aire inusualmente frías en la estratosfera sobre los trópicos, aproximadamente a 50 kilómetros de altura, y se refuerza en las latitudes medias un patrón de ciertos sistemas de vientos provenientes del Este, que pasa a incrementar su influencia en la superficie, con el resultado de inviernos más fríos en el norte de Europa.
El estudio, dirigido desde el Servicio Meteorológico Nacional Británico, y en el que han trabajado especialistas del Imperial College de Londres y de la Universidad de Oxford, muestra que la reducción de la luz ultravioleta proveniente del Sol puede contribuir a hacer más fríos los inviernos en bastantes regiones del hemisferio norte. Los duros inviernos británicos de 2009-10 y 2010-11 son un ejemplo de ello.
Los años con mayor radiación ultravioleta tienen el efecto contrario.
En algunos estudios anteriores ya se observó esta conexión entre la variabilidad solar y el clima invernal, pero la nueva investigación a cargo del equipo de Adam Scaife, Sarah Ineson y Joanna Haigh establece que esto no es mera coincidencia.
Los nuevos datos aportados por satélites muestran que la variabilidad de la radiación ultravioleta durante el ciclo solar (de aproximadamente 11 años de duración) puede ser mucho más grande de lo pensado hasta ahora. Estos datos satelitales han resultado cruciales para la investigación.
Introduciendo esta información en el modelo climático del Servicio Meteorológico Nacional Británico, los investigadores han podido reproducir los efectos de la variabilidad solar mostrada por los registros climáticos.
En años de baja actividad ultravioleta, se forman masas de aire inusualmente frías en la estratosfera sobre los trópicos, aproximadamente a 50 kilómetros de altura, y se refuerza en las latitudes medias un patrón de ciertos sistemas de vientos provenientes del Este, que pasa a incrementar su influencia en la superficie, con el resultado de inviernos más fríos en el norte de Europa.
Cuando la luz ultravioleta incidente es mayor de lo usual, ocurre lo
contrario, y entonces hay más influencia de ciertos sistemas de vientos
provenientes del Oeste, que traen aire cálido y por tanto inviernos más suaves,
a Europa.
Los niveles de luz ultravioleta afectan a la distribución de las masas de aire en la cuenca del Atlántico y su perímetro de influencia. Esto causa una redistribución del calor, de modo que mientras Europa y EE.UU. pueden estar más fríos, Canadá y el Mediterráneo pueden mantener temperaturas suavizadas, ocasionando ello un impacto discreto en las temperaturas globales.
Comparadas con la influencia climática de las emisiones de gases con efecto invernadero durante el último siglo, las variaciones solares tienen un efecto mucho menor sobre las tendencias globales del clima a largo plazo, pero este estudio muestra que pueden tener una influencia perceptible en el clima invernal, tal como subraya Joanna Haigh, del equipo de investigación, profesora en el Departamento de Física del Imperial College de Londres.
Los niveles de luz ultravioleta afectan a la distribución de las masas de aire en la cuenca del Atlántico y su perímetro de influencia. Esto causa una redistribución del calor, de modo que mientras Europa y EE.UU. pueden estar más fríos, Canadá y el Mediterráneo pueden mantener temperaturas suavizadas, ocasionando ello un impacto discreto en las temperaturas globales.
Comparadas con la influencia climática de las emisiones de gases con efecto invernadero durante el último siglo, las variaciones solares tienen un efecto mucho menor sobre las tendencias globales del clima a largo plazo, pero este estudio muestra que pueden tener una influencia perceptible en el clima invernal, tal como subraya Joanna Haigh, del equipo de investigación, profesora en el Departamento de Física del Imperial College de Londres.
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