Fusión de
estrellas en la 'explosión de Navidad'
Cuando se miran las estrellas es probable que algunas de ellas hace tiempo
que estén muertas, aunque la luz que emitieron sigue viajando por el Cosmos.
Ahora, los últimos hallazgos astronómicos están revelando nuevas formas en las
que se producen estas muertes, como la que tuvo lugar el pasado 24 de
diciembre, justo el día de Navidad, a 5.500 años luz de la Tierra.
Ese día tuvo lugar un estallido de rayos gamma que dejó perplejos a los
astrónomos. Muchos investigadores recibieron al mismo tiempo los datos
recogidos por el satélite 'Swift' de la NASA y comprobaron que esta explosión,
bautizada oficialmente como GRB101225A y apodada "la explosión de
Navidad", era de más duración de lo que se había
visto hasta entonces y después se produjo un resplandor de origen térmico que
no cuadrada con los modelos previos.
Casi un año después, un equipo internacional, liderado por Christina Thöne
y Antonio de Ugarte Postigo, ambos del Instituto de Astrofísica de Andalucía
(IAA-CSIC), publica en 'Nature' una interpretación de lo sucedido: la
'explosión de Navidad' fue la fusión de dos estrellas, después de
un periodo en el que ambas compartieron la misma atmósfera estelar.
Thöne, en un comunicado, recuerda que todos los estallidos similares de
rayos gamma van seguidos de un resplandor producido por los electrones en
movimiento dentro de un campo magnético. Los estallidos largos (de
dos o más segundos de duración) se deben al colapso de una estrella muy masiva,
mientras que los cortos (de menos de dos segundos) los produce la fusión de dos
objetos compactos, como estrellas de neutrones.
Muerte por fusión
Pero este caso era 'exótico', en palabras de Antonio de Ugarte, lo que les
hizo pensar que existía otro posible escenario para lo ocurrido. Proponen que
lo que ocurrió fue la fusión de una estrella de neutrones (una
estrella degenerada que puede contener la masa del Sol en un radio de decenas
de kilómetros) con otra estrella gigante evolucionada.
Ambas formaban un sistema binario, a unos 5500 millones de años luz
de la Tierra, desde que la estrella de neutrones se introdujo en la
atmósfera de la grande, lo que hizo que esta última pediera la mayor parte de
su hidrógeno. Cuando ambas se fusionaron, la explosión produjo un chorro
semejante a los que se generan en estallidos normales, pero se calentó al
interactuar dentro d de la atmosfera, lo que provocó esa radiación que pudo
captar el 'Swift' y que se fue enfriando con el tiempo.
Los datos registrados reflejan que unos 10 días después del
estallido comenzó a emerger una débil explosión de supernova que
alcanzó su máximo tras 40 días. En el modelo del equipo del IAA incluso se
predice a la formación de níquel que suele relacionarse con supernovas débiles.
Otras interpretaciones
No obstante, hay varias interpretaciones para lo ocurrido la pasada
Navidad, como recuerda Thöne. Un equipo italiano publica un artículo en la
misma revista que sugiere que el estallido se debió al colapso de un objeto
cósmico de pequeño tamaño que chocó con una estrella de neutrones de la Vía
Láctea.
En general, estos estallidos, que son espectaculares, están relacionados
con catástrofes que ocurren en las estrellas, y van de unos milisegundos a más
de media hora. La atmósfera terrestre es opaca a esta radiación, por lo que la
única forma de detectarlos es con satélites espaciales, como el 'Swift', que
envían sus datos a investigadores de todo el mundo para que los interpreten.
"Estamos viendo que estos objetos nos deparan muchas sorpresas y que,
del mismo modo que los tipos de supernova conocidos han aumentado con el
tiempo, es posible que debamos revisar la clasificación de los estallidos de
rayos gamma. Las estrellas parecen disponer de muy diversas formas de
morir", concluye Thöne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario