Un grupo internacional de científicos, con la participación de un
investigador español, ha demostrado que existe una coordinación
“exquisita” entre las neuronas del hipocampo cuando transmiten señales
relacionadas con la memoria autobiográfica. El estudio se publica en el
último número de la revista Neuron.
Entre las neuronas del
hipocampo, una región del cerebro con forma de caballito de mar, se
transmiten señales (disparos eléctricos o picos en su potencial de
membrana) relacionadas con la formación y evocación de la memoria. Los
disparos de una neurona se pueden seguir de dos formas: analizando las
ondas del espacio extracelular (las recoge el electroencefalograma), o
con un electrodo pegado a la membrana de la neurona de al lado, que
'escucha' lo que 'dice' su vecina.
Ahora, un equipo liderado desde el Hospital Universitario Charité de
Berlín (Alemania) ha comparado las ondas de los dos métodos centrándose
en las denominadas 'rizaduras', oscilaciones de alta frecuencia (una
cada cinco milisegundos) inscritas, a su vez, en otras mayores de
aspecto picudo.
Estas ondas picudas aparecen en los estados de
inmovilidad del animal o en ciertas fases de sueño. Los científicos
piensan que ayudan a trasferir la memoria autobiográfica (los recuerdos)
desde el hipocampo, donde se almacena la información de forma temporal,
hasta el archivo permanente de la corteza cerebral. Las rizaduras
podrían facilitar la consolidación de esta memoria dentro del propio
hipocampo.
El equipo registró la actividad eléctrica del
hipocampo introduciendo dos electrodos en el cerebro de un ratón vivo:
el extracelular –que registra el encefalograma–, y el soldado a la
membrana de la neurona objetivo. La misma operación se ha realizado in
vitro en una fina sección de hipocampo (de medio milímetro de grosor y
sumergida en líquido rico en oxígeno), para examinar las corrientes con
mucho más detalle.
Mediante un circuito, los científicos pueden
medir la actividad de las neuronas que 'hablan' a la célula capturada
con el electrodo, y distinguir entre corrientes entrantes que tienden a
hacerla disparar (excitatorias) y aquellas que la alejan del disparo
(inhibitorias).
Con esta técnica se consigue utilizar la neurona
objetivo como una especie de electrodo gigante que pulsa, a través de
sus dendritas, la actividad de gran parte de la red. Puede recibir hasta
3.000 conexiones de otras neuronas.
Los resultados del estudio,
que publica este mes la revista Neuron, “demuestran la presencia de
corrientes excitatorias en fase con la rizadura, lo que refleja un
coordinación temporal exquisita” en los conjuntos de neuronas activas
durante el proceso.
“Esto nos hace pensar que los disparos que
causan las corrientes excitatorias tienen un ritmo muy preciso, ya que
hemos encontrado que esas corrientes van al paso de la rizadura tal y
como aparece simultáneamente en el electrodo extracelular”, aclara a
SINC Álvaro Tejero-Cantero, el autor español del artículo. “Medir las
corrientes entrantes observando los cambios en la membrana es importante
porque es la actividad que una célula ‘escucha’ y que utiliza para
decidir si le toca disparar”.
El investigador ha desarrollado en
la Universidad de Munich (Alemania) un algoritmo para desentrañar las
contribuciones individuales a las corrientes entrantes en la célula.
“Esto nos ha permitido ver que las corrientes excitatorias e
inhibitorias empiezan completamente fuera de fase y en el curso de los
entre 25-40 milisegundos que dura la rizadura se van alineando hasta
terminar completamente en fase”.
Tejero-Cantero apunta que este
hecho sugiere un posible mecanismo para terminar la rizadura y pone un
ejemplo: “Imaginemos que vemos un niño columpiándose y miramos en su
misma dirección. Al principio la inhibición tira del columpio cuando el
niño vuelve, amplificando el movimiento, pero en el curso de las
oscilaciones la inhibición se desfasa y empieza a tirar cuando el niño
todavía está en la fase ascendente, atenuando así el movimiento hasta
pararlo"
Otro de los investigadores, Nikolaus Maier, neurocientífico de Charité,
también destaca que con este estudio “se demuestra por primera vez cómo
las corrientes excitatorias e inhibitorias interactúan durante las
rizaduras en un intervalo muy rápido (5 milisegundos)".
El equipo
considera que la comprensión de estos mecanismos es importante, no solo
en el ámbito de la investigación de la memoria, sino también porque
cualquier cambio en la actividad sincrónica entre las neuronas puede
tener consecuencias fatales.
"La alteración de los ritmos del
hipocampo puede ser una causa de condiciones patológicas como epilepsia,
esquizofrenia o problemas de memoria en la enfermedad de Alzheimer",
recuerda Dietmar Schmitz, coordinador del grupo.
El desarrollo de
estos ritmos depende de la interacción organizada entre una multitud de
células nerviosas. En los últimos años otros estudios han demostrado
que la supresión de las oscilaciones del cerebro puede dificultar el
aprendizaje, mientras que si se intensifican lo pueden mejorar. Los
resultados publicados ahora pueden servir de base para futuras líneas de
investigación enfocadas a tratamientos clínicos.
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