La ciencia viene trabajando desde hace bastante tiempo en el cultivo en
laboratorio de tejidos y órganos. Actualmente, la ingeniería de tejidos
ya permite construir tejidos artificiales de algunas clases, aunque
todavía no se ha logrado ningún éxito con estructuras más grandes, como
por ejemplo los órganos.
Ahora, un grupo de investigadores de la
Sociedad Fraunhofer está utilizando nuevas técnicas y materiales para
crear vasos sanguíneos artificiales en su proyecto BioRap. Si todo sale
bien, esta tecnología en el futuro será capaz de proporcionar tejidos
más complejos e incluso órganos artificiales.
A principios de 2011, había más de 11.000 personas en la lista de espera
para trasplantes de órganos en Alemania, aunque como promedio se
realizan apenas la mitad de esa cantidad de trasplantes. La situación en
otros países es parecida. El objetivo de la ingeniería de tejidos es
crear órganos en el laboratorio que puedan acabar constituyendo una
opción viable de trasplante para las personas que lo necesiten. Por
desgracia, los investigadores aún no han podido preparar tejido
artificial dotado de un correcto suministro de nutrientes, porque los
tejidos hasta ahora obtenidos no tienen el sistema vascular que
necesitan.
Cinco institutos Fraunhofer unieron fuerzas en 2009
para crear vasos sanguíneos artificiales biocompatibles. Parecía
imposible construir estructuras como los vasos capilares, tan pequeños y
complejos, en especial las ramificaciones.
Pero, inesperadamente, la ingeniería pura y dura vino al rescate, en
forma de una aplicación imaginativa de la fabricación rápida de
prototipos, que es una técnica para construir piezas que coinciden en
todos los detalles con el modelo 3-D diseñado. Ahora, un equipo de
científicos de la Sociedad Fraunhofer ha comenzado a trabajar en la
adaptación de esta clase de tecnología para la tarea de generar
diminutas estructuras hechas de biomateriales. El enfoque adoptado se
basa en la combinación de dos técnicas diferentes: la impresión 3D y la
polimerización multifotónica.
La impresión 3D es como la normal,
sólo que la impresora va depositando sobre una superficie muchas más
capas de material, en los puntos específicos. Poco a poco, la superficie
impresa va cobrando relieve, y la "tinta" se afianza lo bastante bien
como para que el objeto así construido no se deshaga al sacarlo de la
impresora o ante cualquier fuerza discreta que se le aplique.
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