El telescopio Espacial Spitzer, de la NASA acaba de detectar inequívocos de una lluvia de cometas en un sistema solar no demasiado lejos del que nosotros habitamos. El extraordinario fenómeno recuerda lo que sucedió en nuestro propio sistema hace varios miles de millones de años, durante el "Gran Bombardeo tardío", el evento que muchos creen que trajo a la Tierra el agua y los ingredientes necesarios para la vida.
Durante aquella época lejana, numerosos cometas y otros objetos helados procedentes de la zona exterior del Sistema Solar se precipitaron hacia los planetas interiores. Aquél tremendo bombardeo dejó heridas bien visibles en Marte, Venus, Mercurio o la propia Luna, y los numerosos impactos levantaron enormes cantidades de polvo y residuos minerales.
Ahora, el Spitzer ha conseguido vislumbrar un gran halo de polvo alrededor de una brillante estrella cercana, llamada Eta Corvi, a unos 60 años luz de distancia. Y la composición de ese halo coincide a la perfección con los restos que dejaría un enorme cometa tras su colisión con un planeta.
El halo, además, se encuentra lo suficientemente cerca de la estrella como para que en la zona existan mundos parecidos a la Tierra. En resumen, todo apunta a la posibilidad de que una (o varias) colisiones han tenido lugar allí, seguramente entre un planeta y un número indeterminado de cometas.
Como remate, el sistema de Eta Corvi tiene aproximadamente mil millones de años de antiguedad, la edad adecuada para que una "tormenta cometaria" de estas características se produzca.
"Creemos tener evidencias directas de un "Gran Bombardeo Tardío" en curso en el cercano sistema de Eta Corvi, y en una época análoga a cuando algo así ocurrió en nuestro propio Sistema Solar".
La composición encontrada coincide con la de una famosa roca de nuestro Sistema Solar, el meteorito Almahata Sitta, cuyos fragmentos cayeron en Sudán en 2008.
Aquí, alrededor de nuestro Sol, los cometas proceden fundamentalmente del cinturón de Kuiper y de la nube de Oort, dos "anillos" de escombros que rodean a nuestro sistema planetario.
Hace cerca de 4.000 millones de años, apenas 600 millones de años después de que se formara el Sistema Solar, el cinturón de Kuiper se descompensó debido a la migración (hasta sus posiciones actuales) de los dos mundos gigantes de nuestro sistema, Júpiter y Saturno.
"Pensamos que el sistema de Eta Corvi debería ser estudiado con detalle - afirma Lisse- para aprender más sobre las lluvias de cometas y de otros objetos cuyo impacto podría haber supuesto el pistoletazo de salida para la vida en nuestro propio mundo".
Durante aquella época lejana, numerosos cometas y otros objetos helados procedentes de la zona exterior del Sistema Solar se precipitaron hacia los planetas interiores. Aquél tremendo bombardeo dejó heridas bien visibles en Marte, Venus, Mercurio o la propia Luna, y los numerosos impactos levantaron enormes cantidades de polvo y residuos minerales.
Ahora, el Spitzer ha conseguido vislumbrar un gran halo de polvo alrededor de una brillante estrella cercana, llamada Eta Corvi, a unos 60 años luz de distancia. Y la composición de ese halo coincide a la perfección con los restos que dejaría un enorme cometa tras su colisión con un planeta.
El halo, además, se encuentra lo suficientemente cerca de la estrella como para que en la zona existan mundos parecidos a la Tierra. En resumen, todo apunta a la posibilidad de que una (o varias) colisiones han tenido lugar allí, seguramente entre un planeta y un número indeterminado de cometas.
Como remate, el sistema de Eta Corvi tiene aproximadamente mil millones de años de antiguedad, la edad adecuada para que una "tormenta cometaria" de estas características se produzca.
"Creemos tener evidencias directas de un "Gran Bombardeo Tardío" en curso en el cercano sistema de Eta Corvi, y en una época análoga a cuando algo así ocurrió en nuestro propio Sistema Solar".
La composición encontrada coincide con la de una famosa roca de nuestro Sistema Solar, el meteorito Almahata Sitta, cuyos fragmentos cayeron en Sudán en 2008.
Aquí, alrededor de nuestro Sol, los cometas proceden fundamentalmente del cinturón de Kuiper y de la nube de Oort, dos "anillos" de escombros que rodean a nuestro sistema planetario.
Hace cerca de 4.000 millones de años, apenas 600 millones de años después de que se formara el Sistema Solar, el cinturón de Kuiper se descompensó debido a la migración (hasta sus posiciones actuales) de los dos mundos gigantes de nuestro sistema, Júpiter y Saturno.
"Pensamos que el sistema de Eta Corvi debería ser estudiado con detalle - afirma Lisse- para aprender más sobre las lluvias de cometas y de otros objetos cuyo impacto podría haber supuesto el pistoletazo de salida para la vida en nuestro propio mundo".
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