Durante mucho tiempo, los científicos han debatido acerca del impacto que sobre el clima global podría tener el agua que se evapora de la vegetación.
En una nueva investigación, se ha llegado a la conclusión de que dicha agua ayuda a refrescar la Tierra en su conjunto, no sólo a escala local.
El estudio lo ha llevado a cabo el equipo de George Ban-Weiss, quien antes estaba en el Instituto Carnegie de Ciencia de Estados Unidos, y ahora está en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley del mismo país. Entre los miembros del equipo, figuran Long Cao, Julia Pongratz y Ken Caldeira, del citado Instituto Carnegie, así como Govindasamy Bala del Instituto Hindú de Ciencia.
El enfriamiento por evaporación es el proceso mediante el cual una superficie local se enfría debido a la pérdida de energía que es empleada en el proceso evaporativo. Dicha energía, de no haberse consumido en la evaporación, habría promovido un aumento de temperatura en esa superficie. Es bien sabido que el pavimento de las áreas urbanas, así como la deforestación, pueden contribuir al calentamiento local mediante la disminución del enfriamiento por evaporación a escala local.
Por otra parte, nuestro planeta se ha estado calentando, al menos durante las últimas décadas, principalmente como resultado de las emisiones de dióxido de carbono producidas por la quema de carbón, petróleo, y gas, así como por consecuencia de la deforestación. Pero como el vapor de agua desempeña tan diversos papeles en el sistema climático, el efecto neto de la evaporación sobre el clima no había sido determinado con suficiente claridad.
Los científicos incluso pensaron que era posible que la evaporación pudiera tener un efecto neto de calentamiento porque el vapor de agua actúa como un gas de efecto invernadero en la atmósfera. Por otra parte, el agua, al evaporarse, absorbe energía y luego la devuelve al medio ambiente cuando se condensa de nuevo y retorna a la superficie de la Tierra, principalmente en forma de lluvia.
En general, este ciclo de evaporación y condensación desplaza la energía de un medio a otro, pero no tiene un efecto neto, ya que no puede crear ni destruir la energía. Por eso, la evaporación no puede afectar directamente el equilibrio global de la energía en nuestro planeta.
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