Los ciudadanos de la Unión Europea (UE) deberán retrasar los relojes una hora la madrugada de este domingo 30 de octubre, a fin de adaptarse al horario de inverno, establecido para optimizar la iluminación solar y ahorrar energía. A las 3.00 horas de la madrugada, los relojes deberán atrasarse hasta los 2.00 horas.
Una Directiva europea de 2001 obliga a todos los estados miembros a cambiar de horario dos veces al año, en el último domingo de marzo y de octubre.
Las autoridades de la UE decidieron homogeneizar el cambio de horario porque hasta esa fecha cada Estado lo llevaba a cabo cuando le parecía más oportuno, creando problemas en el transporte entre países, especialmente en el sistema ferroviario.
El ahorro energético mediante un menor consumo en iluminación es el principal objetivo de esta medida, que se empezó a generalizar en el mundo a partir de 1974, tras la primera crisis del petróleo. Europa lanzó la primera directiva al respecto en 1981 y la fue cambiando cada cuatro años, hasta que en 2001 decidió que la medida tenía validez por tiempo indefinido.
El cambio horario cuenta con detractores, que consideran que tiene efectos perjudiciales para la salud humana y animal y puede provocar trastornos del sueño. Un informe publicado por la Comisión Europea en 2007 asegura, sin embargo, que produce un impacto positivo en áreas como la agricultura o la hostelería y ciertos ahorros energéticos.
Los expertos creen que el cambio de hora tiene efectos "casi imperceptibles" en el organismo. Pero también son mínimos los ahorros energéticos que se consiguen. Éste es menor que el que se consigue aislando bien las ventanas de la casas para que no pierdan calor.
"Adelantar el reloj una hora tiene un efecto mínimo y sin ningún tipo de consecuencias para la inmensa parte de la población", ha asegurado el director del Instituto de Investigaciones del Sueño, Diego García-Borreguero.
Así, ha precisado que la mayoría de la población se adaptará al nuevo horario en "uno, a lo sumo dos días", y algo más en el caso de los niños más pequeños y los ancianos, porque las estructuras cerebralesencargadas de regular el ciclo sueño-vigilia "son algo menos flexibles".
También el investigador del CSIC en el Instituto Cajal de Neurociencia Ricardo Martínez-Murillo afirma que un cambio horario de "una simple hora no supone grandes cambios que determinen alteraciones perceptibles ni en la salud ni en la productividad" de las personas.
Así, para la mayoría de las personas, el adelanto horario sólo supondrá un "ligero desfase" en los ciclos de sueño y vigilia que podrían durar un par de días.
Por eso los cambios se hacen en fin de semana, "para que no haya excusas el lunes", ha bromeado.
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