Diez años después de su descubrimiento, el ‘Homo floresiensis’ sigue desconcertando a los estudiosos de la evolución humana.
El Homo floresiensis es una especie extinta del género Homo que habitó hasta hace pocos miles de años en la isla indonesia de Flores. Descrita en 2004, es extraordinaria por el pequeño tamaño de su cuerpo y su cerebro, y por su reciente desaparición, pues ha sido contemporánea de los humanos modernos (Homo sapiens). Para saber más de esta especie aquí.
El descubrimiento del Hobbit de Flores (Homo floresiensis) ha sido uno de los que más impacto social han tenido en los últimos 10 años.El Homo floresiensis, presentado en Nature hace casi exactamente 10 años, era una especie humana un tanto extraña; un metro de estatura, la capacidad craneal de un australopiteco y, pese a todo ello, lo bastante inteligente como para haber llegado navegando a la isla de Flores, en Indonesia, y fabricar unas herramientas dignas de un homínido que le duplicara el cráneo.
Por si fuera poco, el cráneo fosilizado en que se basaban todas estas conclusiones estaba datado en al menos 20 milenios.tan solo 18.000 años atrás, y por tanto había convivido con nuestra especie, el Homo sapiens, durante
Esta fue la bomba de relojería paleontológica que aterrizó en marzo de 2004 en la mesa del despacho de Henry Gee, uno de los editores principales de la revista Nature, en la forma de un manuscrito convencional como los cientos que se reciben cada día en la editorial científica londinense.
El proceso de revisión del manuscrito llevó siete meses, y eso fue solo el comienzo: la mayoría de los problemas vinieron después de su publicación. Las conclusiones se basaban en un solo cráneo, y eran tan extrañas que algunos científicos optaron por negar la premisa: el cráneo no era de una nueva especie miniaturizada, sino de un miembro de la nuestra que sufría microcefalia. Antropólogos como Robert Martin siguen hoy convencidos de esa idea, aunque han ido sustituyendo la microcefalia por otras enfermedades que se aproximen más a los datos. Y los propios autores han descartado algunas de sus ideas originales, empezando por una bien importante: que el hobbit era un Homo erectus miniaturizado en la isla.Las excavaciones en la cueva de Liang Bua de la isla de Flores habían comenzado unos años antes, en 2001, aunque con pocos medios. Aún así hallaron unas cuantas cosas interesantes, como montones de dragones de Komodo, cigüeñas gigantes y unos elefantes enanos llamados estegodontes. Los biólogos evolutivos saben que estas anomalías tienden a ocurrir en las islas. Los elefantes continentales, por ejemplo, son grandes para que no se los coman los leones, pero si en una isla no hay leones se pierde la presión selectiva para ser grande. Y ser pequeño gasta menos, lo que siempre es una ventaja. De ahí el estegodón.
Pero no es el caso del hobbit, según han revelado las investigaciones de los últimos diez años. El hombre de Flores tiene en verdad rasgos modernos –como las características de su cráneo que llevaron a incluirle en el género Homo—, pero están mezclados con rasgos muy antiguos. Sus piernas cortas (en relación a su tamaño), su mandíbula reforzada, su cadera acampanada y, desde luego, sus pies, que tenían el pulgar casi perpendicular a los demás dedos, parecen atavismos del australopiteco, el género homínido que se extinguió hace más de dos millones de años sin haber salido nunca de África.
La opinión mayoritaria en la actualidad es que el cerebro delhobbit no se miniaturizó en Flores a partir de un Homo erectus, sino que ya era pequeño cuando llegó allí: tan pequeño como el del australopiteco del que provenía. Y que sus rasgos modernos son un caso de evolución convergente con el Homo sapiens, un tipo de modernización que se ha producido dos veces en la historia del planeta.
Fuentes: www.elpais.com
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