La Titanochelon habitó en Madrid entre el Mioceno y el Pleistoceno, es decir, hasta hace menos de dos millones de años.
Investigadores españoles y griegos han analizado los fondos de las colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales y han descubierto que hubo un género de tortugas terrestres hasta ahora desconocido de hasta dos metros de longitud llamado Titanochelon que habitó Europa hasta hace dos millones de años y que se paseaban en manadas por lo que en la actualidad es la Gran Vía de Madrid.
No se trata de una tortuga cualquiera sino de la mayor que habitó en Europa, con un tamaño que podía exceder de manera notoria al de las tortugas terrestres que actualmente habitan en las Islas Galápagos, explica el investigador de la UNED, Adán Pérez-García.
Este descubrimiento es el resultado del análisis de los fondos de la colección de Paleontología del museo perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Investigadores de la UNED y de la Aristotle University of Thessaloniki (Grecia) han estudiado el material paleontológico encontrado durante el primer tercio del siglo XX en Madrid, que permanecía sin revisar en el museo desde la Guerra Civil española.
Para la conservadora de la colección de paleontología de vertebrados del MNCN Patricia Pérez Dios, con este trabajo se ha podido recuperar un valioso material fósil de la colección histórica que custodia el MNCN desde principios del siglo XX.
El estudio, ha aportado suficiente información para conocer la relación de parentesco, el origen y la distribución de las tortugas gigantes europeas.
La mas abundante en Europa
Se ha descubierto que la especie madrileña es la más representativa y abundante de todas las tortugas gigantes europeas, indica Pérez-García.Los caparazones y otros huesos del esqueleto de la especie española, Titanochelon bolivari, han servido para confirmar que en España habitaba una tortuga diferenciada de la especie europea.
Su caparazón podía medir hasta dos metros, era relativamente bajo pero de anchas dimensiones y sus extremidades, muy robustas, estaban cubiertas por grandes escamas osificadas, a modo de una coraza protectora.
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