Según su teoría científica, el Homo Sapiens no se desarrolló igual que como lo supuso Darwin, ya que el hombre no provendría del mono. Según el informe de Alexander Belov, el proceso de evolución tiene un orden inverso, es decir, el mono proviene realmente del hombre y es una representación de la involución.
También se expuso la idea de que ambas especies no provienen de la misma rama biológica. Para apoyar esta idea y demostrar que el mono y el hombre provienen de ramas biológicas independientes que no se vinculan entre sí, Belov se basó en un estudio de muestras fósiles llevado a cabo por un grupo de arqueólogos durante varios años.
Además, basándose en el nuevo mapa de asentamientos humanos de la Tierra, se puede deducir que las poblaciones humanas provenientes de África genéticamente no pueden ser los antepasados de resto de personas en el planeta. Según lo investigadores, dichas poblaciones solo representan a una rama lateral que hace aproximadamente 130.000 años abandonó la Llanura Rusa y el territorio de la actual Europa Occidental. Esa es la conclusión a la que Andréi Tyunyáev, otro científico ruso, llegó gracias a la colaboración con un profesor de la prestigiosa Universidad de Harvard.
Fueran cuales fueran los antepasados del hombre y del mono, los científicos coinciden en que todavía no se han encontrado las pruebas necesarias para verificar la Teoría de la Evolución de Charles Darwin.
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