En España, la primera persona que donó de forma altruista un riñón en vida fue un sacerdote catalán en 2011. Este gesto permitió una cadena de trasplantes que consiste en: un donante de forma altruista dona un riñón a un receptor, un familiar de este receptor dona a su vez un riñón a otro receptor, otro familiar de este receptor dona otro riñón y así sucesivamente.
Desde 2011 ha habido muchas personas dispuestas a donar un riñón, sin embargo, el 93% han sido rechazadas por contraindicaciones médicas (problemas psiquiátricos, hipertensión, diabetes...), riesgos sociales (situación laboral precaria, falta de apoyo familiar...) o por ''desinterés'' (personas que se arrepienten).
El donante tiene que estar informado de todo lo que implica su decisión y saber que nunca conocerá al receptor.
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