miércoles, 22 de abril de 2015

HACIA LA CURACIÓN DEL SIDA CON TRANSPLANTE DE CORDÓN UMBILICAL

Un equipo de científicos españoles quiere poner a prueba una terapia que, esperan, podría curar el sida. Solo a un grupo muy específico de pacientes –que sufran simultáneamente una leucemia aguda y estén infectados de VIH–, y solo en unas condiciones muy concretas. Pero si demuestran su hipótesis pueden sentar las bases para que esta enfermedad pase de ser tratable a ser curable.



Timothy Brown fue el primer paciente curado de VIH tras un trasplante de médula ósea que recibió para tratar su leucemia. Conocido como el 'paciente de Berlín', este estadounidense ha sido un impulso para médicos de todo el mundo que han intentado replicar este logro en otras personas seropositivas. De hecho, el año pasado por estas fechas se conocía el fracaso de una terapia similar en dos hombres de Boston. Obstáculo que no ha sido impedimento para que otro grupo, esta vez español, haya seguido intentando una estrategia parecida pero esta vez con un trasplante de células del cordón umbilical. El intento, aunque tiene un sabor agridulce, ha sido un éxito mundial ya que es la primera vez que se consigue eliminar el virus del sida con este trasplante. La clave del éxito en el caso del paciente de Berlín y también con el paciente español está en los genes del donante. Cuando Timothy Brown desarrolló una leucemia en 2006, su hematólogo Gero Huetter seleccionó para su tratamiento -consistente en un trasplante de médula- a un donante cuyos genes tenían una mutación capaz de acabar con el VIH. La variante genética, conocida en términos médicos como mutación genética CCR5 Delta 32, presente en el 1% de la población confiere una protección natural contra el virus del sida. Tras el trasplante de médula, el virus desapareció de su organismo completamente.
Porque esta variante genética se encuentra en el gen CCR5 que produce una proteína del mismo nombre que es precisamente la 'llave' que utiliza el VIH para entrar en los linfocitos para infectarlos. A los pacientes, antes de recibir el trasplante de sangre de cordón o el de médula ósea, se les destruye con quimioterapia sus células sanguíneas (donde están las CCR5) y que están afectadas por el cáncer. Tras recibir bien el trasplante de médula o el de cordón se repuebla la sangre pero con células nuevas que incorporan la mutación, lo que conlleva que ya no puedan ser invadidas por el virus del sida porque no tiene esa proteína o llave de entrada. El 'paciente de Barcelona', un varón de 37 años que se infectó en 2009 con el VIH y que en 2012 desarrolló un linfoma agresivo había recibido varios tratamientos antes de este trasplante. "Intentamos curarle de su linfoma con quimioterapia -recibió hasta cinco ciclos- pero no lo conseguimos. Después le realizamos un trasplante autólogo de células madre [un autotrasplante con su propia sangre tratada] pero no funcionó. Intentamos buscar donantes de médula ósea compatibles, pero no había. Así que finalmente le propusimos el trasplante de sangre de cordón pero de una unidad que presentara la mutación, porque sabíamos por el 'paciente de Berlín' que además de curarle su cáncer podía erradicarle el VIH. Y el paciente aceptó porque conocía ese caso y entendía lo que podía suponer".
De esta manera, al paciente se le infundió una unidad de sangre de cordón umbilical, con la mutación CCR5, que fue complementada con la infusión de células madre hematopoyéticas de un donante un 50% compatible. "Este método, ideado por el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, permite en un adulto que funcione un trasplante de sangre de cordón. Porque el problema habitual que hay con la sangre de cordón es que tiene poca cantidad de células, las que hay en el cordón en el momento del nacimiento, y eso a veces no es suficiente para trasplantar a un adulto (debido a la diferencia de tamaño y peso). En Puerta de Hierro se pensó que una opción viable sería complementar esa sangre con la donación de progrenitores hematopoyéticos de un donante, que no requiere ser 100% compatible", explica Matesanz. "Esta es una buena forma de que el trasplante prenda bien y pronto y el paciente pueda marcharse pronto a casa", añade Duarte.
A los 11 días, el 'paciente de Barcelona' ya estaba recuperado y a los tres meses del trasplante, se comprobó que ya no tenía el VIH en su organismo. Se le hicieron múltiples pruebas para asegurar que el virus no estaba en ningún reservorio del organismo. De esta manera, analizaron su sangre, el líquido cefalorraquídeo y tejidos y no encontraron rastro del VIH. Pero los especialistas prefieren no hablar de 'curación' sino de "erradicación" del virus, ya que el enfermo murió poco tiempo después debido a la progresión del linfoma y no pudo hacerse el seguimiento adecuado.



FUENTES:  http://elpais.com/elpais/2014/11/06/media/1415294133_771284.html
http://www.elcorreo.com/bizkaia/sociedad/salud/201411/06/trasplante-cordon-umbilical-podria-20141106143342-rc.html

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