El daño por repercusión de un infarto no consiste en el infarto en sí, sino en la vuelta de la circulación por los mismos capilares anteriormente atascados o taponados (motivo por el cual se produce un infarto). Así lo ha demostrado un estudio llevado a cabo con esta sustancia.
En un estudio realizado por un grupo de la Red de Investigación Cardiovascular se cortó el flujo sanguíneo en ratones y se ligó la arteria coronaria ascendente en estos durante 30 minutos provocándoles así un infarto. Mas tarde mientras el corazón se reoxigenizaba a este mismo se le estaba suministrando terpeno. Gracias a esto se ha descubierto que con pocas cantidades de terpeno se consigue una reducción del área infartada del corazón hasta un 88%.
Cuando se hizo la comparación con animales que no recibieron terpeno se obtuvieron conclusiones como las siguientes:
- El nivel de fibrosis es mucho menor (en los animales que recibieron terpeno) pasados unos días.
- Los volúmenes de eyección (en los animales que recibieron terpeno) consiguen equipararse a los de los animales no infartados.
A partir de este estudio y según el especialista David García Dorado, se pueden extraer dos avances:
El primero consiste en el descubrimiento del efecto protector perteneciente al terpeno la ventaja de la procedencia natural de este. El segundo es que se puede suministrar un tratamiento mas rápido y eficaz para suavizar el daño sufrido por el infarto.
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