La estrategia empleada hasta ahora, que usaba como modo pricipal de la terapia a células madre del propio paciente, obligaba a esperar entre cuatro y ocho semanas para poder procesarlas y tratar al enfermo. Los investigadores han recurrido a células obtenidas de donantes, que pueden ser almacenadas y, así, disponer de ellas en el momento idóneo, entre los 5 y los 10 días después del infarto, para inyectarlas a través de la red vascular, de forma que colonicen la zona afectada, impulsen la producción de nuevo tejido y mejoren la función cardíaca. Esta misma estrategia, probada en cerdos, ha ofrecido “resultados muy buenos”, como traslada a este diario Francisco Fernández-Avilés, el jefe de servicio de cardiología del Gregorio Marañón, tras la presentación este viernes del ensayo en el que participarán 55 pacientes para evaluar la técnica. En su desarrollo han participado la Universidad Católica de Lovaina y el Hospital Saint Louis de París. Además, colaboran una decena de grupos españoles, tanto de hospitales y como de centros de investigación. Entre ellos, la empresa española de tecnología Coretherapix, que ha desarrollado el tratamiento, y que pertenece al Grupo Genetrix, dirigido por la exministra de Ciencia Cristina Garmendia.
Noticia sacada de ElPaís
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