El nacimiento del
primer niño fruto de un trasplante de útero demuestra que hay
alternativa terapéutica en los casos de infertilidad uterina total.
En este hito ha participado el ginecólogo del Hospital La Fe de
Valencia, César Díaz-García, que ha colaborado estrechamente con
el equipo de Mats Brännström y conoce a fondo la técnica que
pronto podría dar más frutos.
Ahora
mismo, las mujeres con infertilidad de origen uterino solo tienen dos
opciones: el llamado vientre
de alquiler,
prohibido en España y este nuevo procedimiento que, ahora sí, ha
demostrado eficacia, señala Pellicer.
Por
su parte, Díaz-García cree que no es "su papel" opinar
sobre si se debe o no autorizar el procedimiento pero subraya que "la
necesidad existe y los medios para hacerlo tambien”
Para
que este fuera una realidad se tendrían que dar ciertas
circunstancias. "Haría falta que la Comunidad Valenciana
apostara por ello en La Fe, (imposible llevarlo a cabo en una clínica
privada), como cuando lo hizo por los trasplantes de cara o brazos;
que se diera el caso clínico, ya que la autorización es paciente a
paciente y que, con todos estos pasos previos, lo aprobase la
Comisión Nacional de Trasplantes. Sólo entonces se podría hacer",
resumen Matesanz.
Para
César Díaz-García todo esto se puede conseguir por lo que es
posible que en un futuro España imite a Suecia y sea también
escenario
de un trasplante de
este tipo, algo que solo el tiempo podrá confirmar.
Polémica
El
hecho de que las pacientes tengan que tomar inmunosupresores durante
todo el tiempo que lleven el órgano donado, con sus consecuentes
efectos secundarios a largo plazo, es uno de los puntos polémicos en
torno a este trasplante concreto que es, además, el del primer
órgano que se implanta temporalmente. Cuando los médicos lo
decidan, la paciente sueca tendrá que someterse a
una extirpación del
útero recibido que, como toda cirugía, también supondrá un
riesgo. Díaz-García ve esto como una ventaja ya que, explica, los
efectos graves de la inmunosupresión suelen aparecer a los dos o
tres años de su uso continuado por lo que, de esta forma, se
evitarán muchos riesgos.
En
su día, Brännström ya anunció que no se podría hablar de éxito
hasta que no naciera el primer niño. Por fin se acaba con las
especulaciones de que el trasplante podría no funcionar, una tesis
que se vio reforzada tras el embarazo de la segunda receptora de un
trasplante de útero del mundo, la turca Derya
Sert (hubo
un primer caso en Arabia Saudí), que perdió a su bebé ochos
semanas después. La principal diferencia entre el caso turco y el
sueco viene del donante utilizado: cadáver en el primer caso y vivo
en el segundo, algo que también implica cierta polémica, por los
riesgos para la donante.
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