El rastreo de las mutaciones genéticas que se han producido
en el virus del ébola durante las últimas cuatro décadas ha permitido
identificar cambios en la cepa del actual brote de África occidental que
podrían interferir con terapias experimentales basadas en secuencias, según los
resultados de una investigación publicada en la edición digital de mBio, la
revista de la Sociedad Americana de Microbiología. "Queríamos resaltar un
área de la deriva genética, el proceso natural de la evolución de este genoma
del virus de ARN, que podría afectar al desarrollo de medidas
terapéuticas", dice Gustavo Palacios, autor principal del estudio y
director del Centro de Ciencias del Genoma en el Instituto de Investigación
Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de Estados Unidos
(USAMRIID, por sus siglas en inglés) en Frederick, Maryland.
Polimorfismos
Los expertos
encontraron cambios, llamados polimorfismos de nucleótido único, o SNPs, en más
de 600 puntos, o aproximadamente el 3% del genoma. Los medicamentos actuales
basados en la secuencia ofrecen la mejor esperanza para el futuro tratamiento
de los brotes de ébola, pero aún no han sido aprobados por la agencia
norteamericana del medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) o cualquier otra
institución reguladora. Debido a que la Organización Mundial de la Salud (OMS)
adoptó medidas de contención de emergencia por el brote de África Occidental en
curso, estos fármacos actualmente se utilizan para el tratamiento de un grupo
de pacientes en los ensayos experimentales. Así, en los próximos meses
comenzará un ensayo clínico de una de estas terapias en Sierra Leona. El
equipo, que incluyó a investigadores de USAMRIID, la Universidad de Harvard y
el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), en
Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, estrechó entonces su búsqueda a sólo
aquellas mutaciones que cambiaron las secuencias genéticas a las que se dirigen
los diferentes fármacos. Entre ellas, se encontraron diez nuevas mutaciones que
podrían interferir en la acción de un anticuerpo monoclonal, siRNA (ARN
interferente pequeño) o PMO (oligómero fosforodiamidato morfolino), fármacos
que actualmente se están probando. El virus muta rápidamente y es una
preocupación constante Los autores concluyen que los desarrolladores de
medicamentos deben comprobar si estas mutaciones afectan a la eficacia del
fármaco terapéutico. "El virus no sólo ha cambiado desde que estas terapias
se diseñaron, sino que los cambios continuan",
dice el capitán del ejército americano Jeffrey Kugelman, autor principal y
genetista viral en USAMRIID. Tres de las mutaciones que el equipo encontró
aparecieron durante la epidemia de África occidental actual. "Los
investigadores de ébola deben evaluar la eficacia del medicamento de manera
oportuna para asegurar que los valiosos recursos no se gastan desarrollando
terapias que ya no funcionan", añade Kugelman, que se encuentra
actualmente en Charlesville, Liberia, en el Instituto de Investigación
Biomédica de Liberia, colaborando con el Gobierno local. Este experto trabaja
en la secuenciación genómica de muestras de pacientes de ébola con el fin de
obtener una imagen en tiempo real de cómo el virus cambia a medida que se
transmite de persona a persona. En concreto, va a estar analizando si las
secuencias genéticas del virus que son clave para las pruebas de diagnóstico y
las intervenciones de medicamentos cambian con el tiempo. "El virus muta
rápidamente y es una preocupación constante", concluye
Muchos de los fármacos más prometedores que se están
desarrollando para luchar contra el ébola son agentes terapéuticos que se unen
y se dirigen a una pieza de la secuencia genética del virus o una secuencia de
proteína derivada de dicha secuencia genética. Si esa secuencia cambia por la
deriva genética, la evolución natural del virus en el tiempo, entonces los
fármacos pueden no funcionar de forma efectiva. "Nuestro trabajo pone
de relieve los cambios genéticos que podrían afectar a estos medicamentos
basados en secuencias que fueron diseñados originalmente en la década de 2000
sobre la base de las cepas del virus de los brotes de 1976 y 1995", dice
Palacios. El equipo comparó la secuencia completa del genoma de la cepa del
actual brote, llamado EBOV/Mak, con otras dos variantes del virus de ébola, una
de un brote en Yambuku, Zaire (hoy República Democrática del Congo), en 1976,
llamado EBOV/ Yam-May, y otro de un brote en Kikwit, Zaire, en 1995, llamado
EBOV/Kik-9510621.
fuente :www.20minutos.es
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