El material que
ganó el Premio Nobel de Química proviene de los meteoritos
Los cuasicristales, estructuras minerales que
rompieron con el modo de concebir la materia sólida en los años 80 y que le
valieron el Nobel de Química a Daniel Shechtman en 2011,
son extraterrestres y provienen de los meteoritos conocidos como condrita
carbonosa, según un estudio realizado por el físico teórico Paul Steinhardt.
El nuevo estudio, publicado en
Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), destaca que unas
muestras de este material, tomadas en Rusia, demostrarían que su composición se
originó en el espacio. Concretamente, los investigadores utilizaron la técnica
de espectrometría de masa para medir las diferentes formas -o isótopos- de
oxígeno, un elemento contenido en las partes de la muestra de los
cuasicristales.
Según ha explicado Steinhardt,
los resultados obtenidos acerca de los isótopos de oxígeno se acercaron más al
patrón de los minerales que se encuentran en las condrita carbonosa que a
aquellos que se originaron en la Tierra. Las muestras también contenían un tipo
de sílice, que sólo se forma a muy altas presiones.
Para el científico, estos datos
sugieren que los cuasicristales se han formado en el manto de la Tierra o en un
impacto de alta velocidad, como el que se produce cuando un
meteorito golpea la superficie de la Tierra. "Las evidencias indican que
los cuasicristales se forman de manera natural en condiciones astrofísicas y se
mantienen estables en escalas de tiempo cósmico", señala el estudio.
La carrera del Premio Nobel
Daniel Schechtman ha estado siempre ligada a este mineral, aunque no siempre le ha supuesto alegrías.
Así, cuando el científico presentó su hallazgo en los años 80 se encontró con
la incomprensión de sus colegas, y su jefe en el laboratorio acabó invitándole
a abandonar el grupo de investigación.
Schechtman sometió al cristal
-luego conocido como cuasicristal- a varios experimentos, para descartar que se
tratase de una agrupación simétrica de cristales idénticos. De este modo,
descubrió que en realidad su simetría era quíntupla, igualmente imposible
en las concepciones científicas de la época. El mineral, una
aleación de aluminio, cobre y hierro, demostró que los cuasicristales podían
formarse y permanecer estables en condiciones naturales. Sin embargo, el
proceso natural que ha creado las estructuras seguía siendo una cuestión
abierta hasta ahora.
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