miércoles, 6 de mayo de 2015

CÉLULAS MADRE CONTRA LA PARÁLISIS CEREBRAL


Un trasplante de células madre de cordón umbilical puede abrir un camino terapéutico para tratar la parálisis cerebral infantil. Un equipo médico del hospital católico de Bochum (Alemania) probó esta técnica de forma experimental en un niño de dos años y medio en estado vegetativo tras pasar 25 minutos sin oxígeno a causa de una parada cardíaca. Siete años después de la intervención el paciente ha recuperado una parte sustancial de sus funciones neurológicas. Habla, se mueve y puede comer de forma autónoma.



Como es un caso aislado, no es posible asegurar con certeza que el trasplante de células madre sea el responsable de los progresos del paciente. «Por supuesto, en base a estos resultados no podemos afirmar de forma rotunda cuál es la causa de esta recuperación», aseguró Arne Jensen, uno de los doctores implicados en el experimento. «Pero, pese a todo, es muy difícil explicar estos efectos atribuyéndoselos solo al tratamiento sintomático durante la rehabilitación».

Cuando el paciente sufrió el infarto, a finales de 2008, quedó en una situación límite. «El pronóstico de este pequeño paciente era dramático, incluso desesperado», aseguraron los doctores responsables de la operación. En casos tan graves -el niño pasó 25 minutos sin riego sanguíneo al cerebro-, explicaron, la tasa de supervivencia es de apenas un 6%. Entre los que logran sobrevivir, la mayoría quedan en un estado vegetativo, sin apenas muestras de conciencia o respuesta a estímulos externos.

Los médicos del hospital de Bochum inyectaron, nueve semanas después del infarto, una solución intravenosa con una carga de células madre de cordón umbilical. Por aquel entonces apenas había experimentos previos de esta técnica en humanos aunque sí algunas experiencias con otros animales. Los doctores documentaron la evolución del paciente en los meses y años siguientes. A los dos meses comenzaba a recuperar la vista, a tener menos espasmos y a mostrar un cierto control de su sistema psicomotriz. «El paciente podía agarrar, sostener, morder, masticar y tragarse una galleta, y también desarrolló la sonrisa social», indican en su artículo. Cinco meses más tarde ya mostraba síntomas de comprender palabras con soltura.


«Tras dos años pudimos identificar capacidad de alimentarse de forma autónoma y una competencia lingüística limitada a ocho palabras pero una comprensión mucho mayor», aseguran los autores en el documento que recopila el progreso del paciente. «También podía pasar de estar tumbado boca abajo a sentarse por su cuenta, sin ayuda, y gateaba. Podía mantenerse de pie por su cuenta, siempre apoyado sobre algo, caminar con ayuda».

Treinta meses después del trasplante de células madre de cordón umbilical, su capacidad lingüística había crecido hasta las ochenta palabras. «Nuestros resultados, junto a los de un estudio coreano, alejan las dudas que ha habido durante tanto tiempo sobre la eficacia de esta terapia», afirmó Jensen tras cuarenta meses del tratamiento.

Se refiere a un estudio elaborado por investigadores de la Universidad CHA, de Corea del Sur cuyas conclusiones se publicaron a mediados de 2013. En esta ocasión no fue solo un niño, sino 96, los que fueron sometidos a esta terapia. Y aunque el alcance del seguimento a los pacientes no llega tan lejos como la del caso de Bochum, concluyeron que «el tratamiento con células de cordón umbilical mejora los problemas motores y cerebrales».

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