Estas heridas tardan mucho en curarse y pueden convertirse en crónicas o empeorar rápidamente.
La investigación comenzó a raíz de que Timothy Koh, profesor de kinesiología y nutrición en la Universidad de Illinois, se sintiera intrigado por los resultados de ciertos experimentos en la Universidad de Stony Brook en Nueva York. En tales experimentos se consiguió acelerar la regeneración ósea mediante señales de muy baja intensidad. Esa nueva técnica ya se encuentra en la fase de ensayos clínicos para verificar si las vibraciones de ese tipo pueden mejorar sin efectos secundarios severos la salud de los huesos y prevenir la osteoporosis.
Koh, Eileen Weinheimer-Haus y William Ennis, de la Universidad de Illinois, colaboraron con Stefan Judex, de la de Stony Brook, para investigar si la misma técnica podría mejorar la curación de heridas en personas con diabetes.
Las vibraciones empleadas son de baja amplitud y apenas perceptibles mediante el sentido del tacto.
En el nuevo estudio, se ha comprobado que las heridas expuestas a las vibraciones cinco veces a la semana durante 30 minutos por sesión se curaron más rápido que las heridas de los ratones del grupo de control (el grupo en el que no se hizo tratamiento alguno).
Las heridas expuestas a las vibraciones formaron más tejido granular, un tipo de tejido que es fundamental en el comienzo del proceso de curación de las heridas. Las vibraciones ayudaron al tejido a formar nuevos vasos sanguíneos, un proceso llamado angiogénesis, y también promovieron un incremento en la expresión de factores de crecimiento que ayudan al proceso de curación y proteínas señalizadoras conocidas como quimioquinas, que transportan mensajes entre las células.
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