Australiano de origen, rápido de crecimiento, feo de aspecto y explotado por la industria más sospechosa –la farmacéutica— o por la más contaminante –la del papel—, el eucalipto parece un buen candidato a la especie biológica más odiada del planeta. Entonces, ¿por qué leer su genoma? Primero, porque es difícil ignorar al árbol más plantado del mundo. Segundo, porque es un generador evolutivo de novedades capaz de adaptarse a todo tipo de entornos. Y tercero, porque su vertiginoso crecimiento le convierte en una fuente renovable de papel, biocombustible y aceites esenciales con usos medicinales e industriales. El genoma del eucalipto, revela una macroinvestigación internacional, lleva el mayor número conocido hasta ahora de duplicaciones en tándem, o genes repetidos cabeza a cola, lo que explica su rápida producción de madera; y también su gran capacidad de adaptación, ya que duplicar y modificar un gen siempre es mucho más rápido que inventarse uno desde cero. Los genes para los aceites esenciales también han experimentado un brote de repetición y diversificación en tiempos no muy lejanos. El genoma, en cierto modo, repara la pésima fama del odiado árbol
Más información: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/06/10/actualidad/1402410843_978096.html
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