La polaridad del sol ya está cerca de dar un giro, según han explicado los expertos de la NASA, que han precisado que el campo magnético del hemisferio norte ya se ha invertido,mientras que en el hemisferio sur debería hacer lo mismo pronto en poco tiempo.
Esta inversión de la polaridad es un comportamiento solar perfectamente normal que ocurre cada 11 años, coincidiendo con el pico de actividad dentro del ciclo de la estrella, cuando magnetismo interno del Sol se reorganiza. Los dos hemisferios del astro se invierten creando un efecto dominó que se puede sentir en los confines del Sistema Solar.
Concretamente, los expertos han indicado que, desde hace unos meses, los campos magnéticos polares del sol se han ido debilitando hasta llegar a cero, y ahora deberán recuperarse con la polaridad opuesta.
Para los científicos, este proceso puede ser un "buen indicador" de lo que será el próximo ciclo solar". "Si el Sol se va rápidamente a un valor alto, entonces el próximo ciclo será alto", ha explicado el investigador de la NASA Dean Pesnell. En este sentido, ha indicado que el ciclo actual, el 24, ha sido "tranquilo", por lo que sería "especialmente interesante" ver como un fuerte campo emerge después de la inversión inminente.
Desde una perspectiva humana, los efectos del cambio de campo probablemente serán leves y principalmente beneficiosos.
De este modo se creará una mejor barrera contra los rayos cósmicos y partículas de alta energía, que son aceleradas a casi la velocidad de la luz por explosiones de estrellas lejanas. Los rayos cósmicos galácticos pueden dañar satélites y herir astronautas en órbita, que no gozan de la protección de la espesa atmósfera de la Tierra. Una caída en los niveles de rayos cósmicos galácticos, también podría tener un efecto sutil sobre el clima, según los investigadores.
Desde una perspectiva humana, los efectos del cambio de campo probablemente serán leves y principalmente beneficiosos.
De este modo se creará una mejor barrera contra los rayos cósmicos y partículas de alta energía, que son aceleradas a casi la velocidad de la luz por explosiones de estrellas lejanas. Los rayos cósmicos galácticos pueden dañar satélites y herir astronautas en órbita, que no gozan de la protección de la espesa atmósfera de la Tierra. Una caída en los niveles de rayos cósmicos galácticos, también podría tener un efecto sutil sobre el clima, según los investigadores.
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