Los monos capuchinos barbudos, una especie que habita en las selvas brasileñas. Cuando están ante un macho que les gusta, las hembras dispuestas a mantener relaciones exhiben un amplio repertorio de conductas de lo más curiosas: expresiones faciales, vocalizaciones, raras posturas corporales o tocar al posible amante para luego echar a correr. Pero la más llamativa de todas es que estas monas tiran piedras al macho que les parece atractivo.
Puede parecer muy amenazador, pero solo es una forma un tanto bruta de llamar la atención.Investigadores describían el pasado diciembre en la revista PLoS ONE esta sádica forma de seducción. Ahora, un equipo de la BBC y Discovery Channel ha documentado este comportamiento animal en la región de Caatiga, en el noreste de Brasil. Como las monas capuchinas no tienen señales físicas de que están dispuestas para la cópula, como una inflamación o el enrojecimiento de sus genitales, tienen que hacérselo saber a sus compañeros de alguna manera, así que han escogido hacerlo a pedradas para evitar ser ignoradas.
Mientras, los machos no tienen que hacer nada. Solo deben esperar a que las hembras comiencen su pantomima para garantizar una cópula exitosa en su etapa más fértilDesde luego, un gesto así es difícil de olvidar y casi es preferible a lo que hacen los machos de los capuchinos para resultar atractivos: orinar en las manos y frotarse la piel con ellas como si se aplicara una seductora colonia. Nada resulta tan raro si lo trasladamos al comportamiento humano.
Puede parecer muy amenazador, pero solo es una forma un tanto bruta de llamar la atención.Investigadores describían el pasado diciembre en la revista PLoS ONE esta sádica forma de seducción. Ahora, un equipo de la BBC y Discovery Channel ha documentado este comportamiento animal en la región de Caatiga, en el noreste de Brasil. Como las monas capuchinas no tienen señales físicas de que están dispuestas para la cópula, como una inflamación o el enrojecimiento de sus genitales, tienen que hacérselo saber a sus compañeros de alguna manera, así que han escogido hacerlo a pedradas para evitar ser ignoradas.
Mientras, los machos no tienen que hacer nada. Solo deben esperar a que las hembras comiencen su pantomima para garantizar una cópula exitosa en su etapa más fértilDesde luego, un gesto así es difícil de olvidar y casi es preferible a lo que hacen los machos de los capuchinos para resultar atractivos: orinar en las manos y frotarse la piel con ellas como si se aplicara una seductora colonia. Nada resulta tan raro si lo trasladamos al comportamiento humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario