En un laboratorio de la Universidad de Illinois (EE.UU.) se
guarda una hoja de plástico lisa y sin mácula. Nadie podría pensar que
unos momentos antes, un impacto la había atravesado creando un agujero y por tanto, nadie ha reparado el daño. El material ha sido capaz de hacerlo por sí
mismo.
Según explican los investigadores, existen ya otros materiales capaces de regenerarse,
pero hasta ahora sólo podían unir pequeñas grietas microscópicas. El
que ellos han desarrollado puede con grandes agujeros, explican en la
revista Science. Y aseguran que el sistema es muy similar a cómo los organismos vivos reparan sus cuerpos tras heridas o lesiones. En concreto, las fibras forman redes de capilares inspiradas en los sistemas circulatorios biológicos. Este enfoque, según sus autores, permite la restauración de grandes zonas dañadas o de la misma una y otra vez.
Estos capilares paralelos están llenos de productos
químicos de regeneración que fluyen cuando se produce el daño. Los
líquidos se mezclan para formar un gel, que se extiende por el hueco
causado por el daño, llenando grietas y agujeros. A continuación, el gel
se endurece en un polímero fuerte, restaurando la resistencia mecánica
del plástico.
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