martes, 2 de junio de 2015

OLIMPIADA GENÉTICA



Supongamos por un momento que el comité olímpico, en un rapto de pintoresco pragmatismo, hubiera suprimido los controles antidopaje. ¿Qué tipo de atletas veríamos en los juegos de Londres? Puesto que, redondeando un poco, todos tomarían las mismas drogas anabolizantes, estimulantes y vigorizantes, ¿llegarían todos a la meta en el mismo microsegundo? ¿Saltarían la misma altura, nadarían igual de rápido, lanzarían el mismo peso a la misma distancia? Seguro que no. Como saben muy bien los biólogos, esos experimentos nunca funcionan así, porque cada atleta tiene unos genes distintos.

Los Juegos Olímpicos de Londres, sin embargo, pueden ser los últimos en que los atletas compitan con sus genes intactos. "Las olimpiadas mejoradas genéticamente están al llegar", aseguran en Nature Juan Enríquez y Steve Gullans, directores ejecutivos de Excel Venture Management, una firma de capital riesgo de Boston que invierte en nuevas empresas del sector de sanidad y ciencias de la vida. Si Enríquez y Gullans saben dónde poner su dinero, como parece muy probable, sus cálculos deben indicar por dónde irán los tiros en este sector.

Todos los atletas olímpicos que se han examinado tienen la misma versión exacta (alelo, en la jerga) del gen ACTN3. Esa versión, sin embargo, solo aparece en la mitad de la población general europea; es algo más común en la población africana (85%). Como es obvio, llevar ese alelo no garantiza un gran futuro deportivo, pero "los mil millones de personas que no llevan esa variante deberían reconsiderar sus aspiraciones olímpicas",

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