jueves, 4 de diciembre de 2014

SECUENCIADO EL GENOMA DEL CIEMPIÉS



  El genoma nuclear del Myriapoda Strigamia maritima, es un ciempiés común de las costas del norte de Europa, ha sido secuenciado por un consorcio internacional de centros, entre los que participa un equipo de la Universidad de Barcelona. El estudio sobre el genoma de este curioso invertebrado, abre un nuevo escenario para mejorar el conocimiento sobre la evolución y la diversificación de los artrópodos mandibulados.




    Myriapoda Strigamia maritima es el primer miriápodo (http://es.wikipedia.org/wiki/Myriapoda) cuyo genoma se ha secuenciado. Este organismo, en concreto, es una especie atípica, ya que no tiene ojos y sale del huevo con la dotación completa de segmentos de un adulto.

   El equipo internacional de expertos, en el que participan los investigadores del departamento de Genética y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio), ha identificado cerca de 15.000 genes, un número similar al del genoma conocido de muchos insectos.

    Sin embargo, un 30% de los genes son específicos de S. maritima, y se habrían originado por varias duplicaciones génicas desde el ancestro común que separa esta especie de otros artrópodos con genoma secuenciado.

   Artrópodos: diferentes estrategias a lo largo de la evolución
   El equipo de la UB ha estudiado varias familias de genes del sistema quimiosensorial (que incluye el gusto y el olfato) de los miriápodos. "Lo que hemos constatado —apunta Rozas (catedrático del departamento de Genética e investigador ICREA Academia)— es que no existen entre los genes estudiados miembros de las familias de los receptores olfativos (OR) ni de las proteínas de unión a moléculas odoríferas (OBP), que son familias

de genes implicadas en el olfato de los insectos".

  "De hecho, sabemos que los miriápodos y los insectos colonizaron la Tierra de forma independiente. Lo que hemos visto comparando la genómica de los nuevos datos con la de proyectos anteriores es que los miriápodos han encontrado estrategias moleculares diferentes para detectar moléculas odoríferas", señala el investigador de la UB.

   Sin rastro genético de estructuras que captan la luz

   Los 15.000 genes identificados —la especie humana tiene cerca de 20.000— están distribuidos en un par de cromosomas grandes y siete pares más pequeños (incluyendo los cromosomas sexuales, X e Y). Según los resultados, la disposición de los genes se encuentra relativamente conservada, ya que es muy parecida a la de los genomas de otros filos animales, y se halla mucho menos alterada que en el caso de otros organismos modelo en artrópodos, como las moscas.

  Otro de los resultados más sorprendentes para los autores del estudio es que no hay ningún indicio en el genoma de S. maritima de estructuras relacionadas con la captación de luz, ni fotorreceptores ni componentes de reloj circadiano.

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