martes, 31 de enero de 2012

Selección natural en tres años.

Un equipo de investigadores ha observado una de las respuestas evolutivas más rápidas registradas en poblaciones salvajes. En tan sólo tres años y tres generaciones, una población de peces espinosos desarrolló tolerancia a una temperatura del agua 2,5 grados centígrados más baja que la que soportaban sus predecesores en su medio natural habitual.
 
El estudio proporciona evidencias experimentales de que la evolución puede ayudar a algunas poblaciones a sobrevivir ante los efectos de un cambio climático súbito.

Con una longitud de entre 3 y 10 centímetros, los peces espinosos se originaron en el océano, pero comenzaron a poblar los lagos y arroyos de agua dulce después de la última edad de hielo. En los últimos 10.000 años, los peces espinosos marinos y los de agua dulce han desarrollado diferentes rasgos físicos y de comportamiento, lo que les convierte en el modelo ideal para la teoría de la selección natural de Darwin.

Al poner a prueba la tolerancia que los peces espinosos salvajes y los criados en el laboratorio tienen ante una temperatura más baja de lo habitual, el equipo de Rowan Barrett, del Departamento de Zoología de la Universidad de la Columbia Británica, en Canadá, ha sido capaz de observar a la selección natural obrando cambios significativos en tan sólo tres años. En el caso de estos peces, el fenómeno ilustra lo que debió suceder desde una perspectiva evolutiva cuando los antepasados lejanos de los peces actuales fueron capaces de adaptarse a los lagos de agua dulce, que usualmente tienen temperaturas más frías que el océano.

Para saber con qué rapidez se produjo esta adaptación, Barrett y sus colegas de Suiza y Suecia "recrearon la historia" mediante el trasplante de peces espinosos marinos a estanques de agua dulce, y descubrieron que en tan sólo tres generaciones (o tres años), los peces resultantes fueron capaces de tolerar la misma temperatura mínima que los peces espinosos de agua dulce, 2,5 grados centígrados más baja que la resistida por sus poblaciones precedentes.

Este estudio es el primero en demostrar experimentalmente que ciertas especies en la naturaleza podrían adaptarse a un cambio climático muy rápidamente, en este caso, a temperaturas más frías del agua. Sin embargo, esta rápida adaptación no se consigue sin un precio. Sólo sobreviven aquellos pocos individuos que poseen la inusual capacidad de tolerar cambios rápidos de temperatura, y puede que el número de supervivientes no sea lo bastante grande para conservar la población. Es crucial que el conocimiento de los procesos evolutivos se incorpore a las políticas de conservación y de gestión.


Vía: Amazings 

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